Visitas al blog:

domingo, 24 de agosto de 2025

Balance de la navegación a las islas y mares interiores de Francia.

Hola navegantes. 

Aquí va un pequeño balance de esta navegación por las las islas y mares interiores de Francia:

Tiempo empleado: 82 días (2 de junio a 22 de agosto).

Millas navegadas: 1.173.

Millas por ríos y canales:  460.

Ríos por los que hemos navegado: 5 (el Garona, el Aude, el Hérault,  el Ródano y el Pequeño Ródano.

Número de esclusas atravesadas: 141. 

Islas y mares interiores visitados: 10 de las 13 islas que nos habíamos propuesto, y los 3 mares interiores (el Étang de Leucate, el de Berre y el de Thau).

Pernoctaciones en marinas: 65 de 82 (79% de los días).

Coste de las marinas: desde 10,58 € (Escatalens) a 41,10 € (Embiez) por noche, para un barco de seis metros. En 3 marinas no nos cobraron nada.

Coste por persona y mes: 679 euros, sin contar las vacaciones con Ana y con el grumetillo en que se añaden otros gastos.

Consumo de gasolina: 173 litros. Ello supone que nos hemos ayudado con el motor, sólo o en combinación con las velas, el 14% del recorrido por mar. El 86% a pura vela, excluyendo por supuesto los trayectos por ríos y canales que se hacen obligatoriamente a motor.

Días inmovilizados por temporal: 5 de 82 (6%) o 12/82 (14 %) si incluimos la semana de mistral que nos iba a inmovilizar en Carry-Le-Rouet, y que por evitarlo decidimos cambiar nuestros planes y entrar antes a los canales, en Port Saint Louis de Rhone en vez de en Séte.

Operaciones de mantenimiento y bricolaje: 15. 

Lo mejor: los días con el grumetillo en los canales. Haber conseguido casi todos los objetivos del viaje. No habernos encontrado con las orcas en el Golfo de Vizcaya.

Lo peor: la tala de los árboles del Canal de Midi, que lo han transformado en un infierno. Los numerosos días con mistral y las dos olas de calor que soportamos. El golpe de una peniche que nos arrancó la base del palo. 

Con cuidado, navegantes.

viernes, 22 de agosto de 2025

Un fin de viaje nada glorioso.

Hola navegantes. 

Hoy ha sido el último día de esta navegación para descubrir las islas y mares interiores de Francia con el Corto Maltés, y ha sido una navegación nada gloriosa. Salimos de Laredo sin viento, se mantuvo todo el día sin viento, y llegamos a Santander con una brisita tan suave que sólo daba para sacar el Génova y disimular, y  que no se notara que habíamos venido "a la francesa".


Así que por el camino aprovechamos para adelantar algunas tareas que normalmente se hacen a la llegada, como limpiar el barco y sobre todo las defensas (en las esclusas se ponen como el pantalón de un carbonero) preparar las amarras y sus muelles, recoger la ropa y la comida que ha sobrado, hacer la listas de tareas pendientes y cosas a reparar, etc. 

Ahora me tomaré unos días de descanso del barco, veré a ver si encuentro los 4 kg que he perdido, dedicaré unos días a la familia de mi hijo que está de vacaciones en Santander, compartiremos Ana y yo con el grumetillo los recuerdos de los canales, y cuando me centre os haré un resumen de lo que ha sido esta navegación y mis propias conclusiones de la experiencia. 

 Con cuidado, navegantes.

jueves, 21 de agosto de 2025

Mojadura dulce, mojadura salada.

Hola navegantes. 

En mala hora se me ocurrió desear el frío y la lluvia. Ayer estuvimos en Santurce toda la noche cayendo cuerdas de agua. Tanto es así que decidimos no salir hoy, y pedimos quedarnos un día más en el atraque. Pero a eso de las 10 se despejó y cambiamos de planes, saliendo a navegar. 

Desde que salimos nos agarró un viento del Norte al Noroeste que no era ni mucho menos el fuerza 4 anunciado, más bien fuerza 5-6, justo de morro para salir del abra de Bilbao, y con olas que no eran de 1,3 metros como decía el pronóstico sino de 2 o 2,5 metros. Y todo ello aderezado con unos chubascos que nos caían encima como piedras y que hacían desaparecer el horizonte, porque había tanta agua por encima de la superficie del mar como por debajo. O sea que se cumplió mi deseo de mojarme y por partida doble, de agua dulce por los chubascos y salada por los rociones. Luego me enteré que esos chubascos habían provocado en Santander inundaciones, ríos de agua por las calles y cierre de túneles.


Navegamos la mayor parte del tiempo con la mayor en el primer rizo y el Génova al 50 %, y al final del trayecto, que el viento bajó un poco, con las dos velas izadas enteras.

Llegamos a Laredo muy tarde y acabamos de comer a las 18 h. Pero yo muy contento porque ya estoy sólo a una etapa de volver a mi casa y a mi familia después de tres meses, y porque sé que mañana será uno de esos días que se te imprimen como cera caliente dentro de los oídos. ¡Ah!, y porque no nos hemos encontrado con las Gladis (son las orcas cometimones).

 Con cuidado, navegantes.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Hogar, dulce hogar.

Hola navegantes. 

Aunque aún no he llegado a casa  puedo usar esta expresión por encontrarme en el Cantábrico. Qué ganas tenía de volver a escuchar despotricar en castellano a mis compatriotas mientras desayunan un sol y sombra, de pasar frío y mojarme con un poco de lluvia. Y hoy he tenido esas cosas. 

A primera hora vino mi amigo Iker a ayudarme a bajar el barco del camión y arbolarlo. Además ayer me dejó dormir en su barco, que el Corto ya os dije que durmió en una nave. 




La carena estaba limpísima, seguramente por haber estado la mitad del tiempo en agua dulce. No tenía ni un poco de verdín. Después Ana y yo dedicamos la mañana a recolocar la jarcia móvil, las velas, volver a reorganizar los espacios del barco para la nueva condición de "velero", y a ajustar la curva y la caída del palo,  que ha habido que volver a equilibrar al haberle metido la placa de aluminio bajo su base.

Mañana saldremos hacia Santander mi amigo Mario y yo, con un pronóstico de lo que tanto estaba añorando en la canícula de los canales de Francia: cielo cubierto, lluvia todo el día, viento frío de cara (el "gallego") y olas de 1,3 metros. Seguramente nos tocará dar bordos para avanzar hacia Laredo. No sé si mañana a estas horas estaré echando pestes de esta meteorología cantábrica, que nos hará volver a ponernos el traje y las botas de agua y los jerseys. De momento he vuelto a sacar el saco de plumas para dormir,  y los pantalones largos.
 
 Entre las curiosidades de Santurce, los semáforos para peatones en el suelo. Como ya nos movemos mirando siempre el móvil  hacia abajo, han puesto una línea de luces led en el borde de la acera con el color del semáforo de peatones:



No es original de aquí, que ya lo hemos visto en muchas ciudades. Hay que adaptarse a los tiempos. 

 Con cuidado, navegantes.

martes, 19 de agosto de 2025

Como teletransportado.

Hola navegantes. 

Pues si, así me siento hoy, teletransportado. Esta mañana estaba con el Corto Maltés en Narbona, y esta tarde con él en Santurce. 

A las siete empezamos a cargar el barco en el camión, lo que nos llevó dos horas. 




Nos despedimos de  los nuevos amigos de Narbona deseándonos futuros reencuentros, aunque ya les dije que tal y como habíamos encontrado el canal de Midi era poco probable que volviéramos. Ellos también están pensando abandonar el Mediterráneo y llevarse la peniche a los canales de Bretaña. 


Luego vinieron ocho horas de carretera y ¡plas!, el Corto Maltés en Santurce a sólo dos días de casa, en vez de el mes que nos costó a la ida. Esta noche duerme a buen resguardo en la nave de José Luis, y mañana volverá a tocar el agua salada del Cantábrico.


La idea original era terminar el viaje con una navegadita de ida y vuelta a vela por Euskadi con Mario, mi siguiente tripulante, en sustitución de la que se ha perdido de Burdeos a Santander por el mal rollo del canal de Midi. Pero con la novedad de los ataques de la pandilla de orcas en esta costa nos ha parecido tentar al diablo, y vamos a ir directos a Santander. Espero que en estos dos últimos días no nos hagan cerrar esta aventura con un epitafio.

 Con cuidado, navegantes.

lunes, 18 de agosto de 2025

Llegó el camión.

Hola navegantes. 

Hoy tenía la cita con el camión que llevará el Corto Maltés a Santurce. Y he dedicado el día a preparar el barco para este transporte. Fundamentalmente hay que quitar todo de la cubierta, porque vamos a circular a 90 km/h, lo que equivale a que el barco reciba un viento de esa velocidad (unos 50 nudos, que en el mar sería fuerza 10, o sea temporal duro) y todo lo que haya en cubierta sería arrancado. Las bicis, la botavara, las defensas, todos los cabos, los cubos, el aro salvavidas, el toldo, los bicheros ... adentro. Se dice fácil pero conseguirlo es difícil, sobre todo si hoy todavía tengo que dormir yo a bordo. 

Con un poco de retraso por el atasco a la entrada de Narbona, llegó José Luis con su Goliat: tres ejes, 26 toneladas, once metros de largo, 10 ruedas, y una grúa, que José Luis maneja como yo la bici.


A José Luis hace mucho que le tuteo.  Me ha transportado el barco varias veces desde que, en la navegación a Elba, nos salvó en la autopista. Una de las patas de un remolque mal calzado por un supuesto "profesional" se clavó en el casco por debajo de la línea de flotación, inutilizando el barco
para cualquier navegación. Gracias a José Luis llegamos a Getxo, donde lo repararon, y luego al Mediterráneo para poder iniciar la navegación a Elba en las fechas previstas. Lo cuento en el libro "Un tripulante llamado Murphy", y desde entonces a todo el que me quiere oir le recomiendo el transporte en un camión y no en un remolque, por lo menos para barcos como el mío que ya pesa una tonelada y media.

Mañana todavía con legañas cargaremos el barco en el camión, porque cargarlo y afianzarlo nos llevará unas 2-3 horas, y luego tendremos 8 o 9 horas de carretera, que los tiempos de Google Maps (6 horas) son para los coches, no para los camiones cargados. Esperamos llegar a Santurce a media tarde.

 Con cuidado, navegantes.

sábado, 16 de agosto de 2025

Adiós a los canales.

Hola navegantes. 

Ayer cerramos la segunda etapa de los canales llegando a Narbona. Y fue una despedida a lo bestia, un calor insoportable (estaban anunciados 42 ºC) sin una mala sombra y pasando esclusas. En alguna de ellas nos paramos sólo para estar un ratito a la sombra de la casa o de los escasos arbustos. Y el pobre Daniel teniendo que aguantar el chaleco además de la ropa. La verdad es que ha aguantado las incomodidades sin una sola queja.


En Salleles d'Aude volvimos a pasar por la esclusa de dos vasos que os conté a la ida, el segundo de los cuales se usa para carenar. En la siguiente foto podéis ver una peniche carenando y comprender cómo se sigue usando la esclusa.


Luego pasamos el tramo en que el canal aboca al río Aude y se navega por el propio río. Es uno de los puntos cruciales del canal de Midi, porque en el río no pueden garantizarte una profundidad determinada ya que depende de su caudal. En estas semanas de sequía estaba más bajo que cuando lo pasamos a la ida, pero pudimos pasar. 


Finalmente llegamos a Narbona. En la misma esclusa de Gua, la última, me estaba esperando el funcionario con el que había hablado para pagar físicamente la Vignette cuando llegara. Ya os conté que no conseguía hacerla por vía electrónica y ya no quedan sitios donde hacerlo físicamente. Lo resolvimos enseguida y sin amenazas de multa, como a la ida,  y nos amarramos en el muelle de espera de la esclusa.


Una pareja que vive en una peniche nos ha contado que este verano el nivel de agua ha bajado tanto que cuando pasa un barco a su lado y hace olitas, chocan en el fondo, que es de piedras.

Este fin de semana el grumetillo recupera a sus padres, y el lunes vendrá el camión para llevar el Corto Maltés a Santurce. Lo cargaremos el martes y llegaremos a Santurce por la tarde. Hace rarísimo pensar que por carretera llegamos en un día cuando por el mar y los canales tardamos un mes. Echaremos el Corto al agua el miércoles en Santurce, y nos tocará dedicar el día a arbolar y recolocar todo, esperando llegar a Santander el 22 o el 23. Casi estoy deseando de haga frío y que llueva, ¡Que cosas!. Me parece que esta despedida mía de los canales franceses es para siempre, porque no viviré tanto como para verlos otra vez con sombra.

 Con cuidado, navegantes.

viernes, 15 de agosto de 2025

Muy cerca del final.

Hola navegantes. 

Ayer fue un día raro. Amaneció nublado y nos las prometíamos tan felices por librarnos del calor, pero enseguida se despejó y fue una mañana como las peores de la venida. Por suerte estamos en un tramo sin esclusas y sólo tuvimos que aguantar el sol en tramos lisos y sin interrupciones. Algo es algo. 

A la hora de comer paramos en el único árbol que quedaba con vida, pero era pequeño y enseguida el avance del sol nos dejó fuera de su sombra. 

Reanudamos la marcha con la incertidumbre de si encontraríamos amarre en el puerto de La Robine, que está justo en la bifurcación del canal  donde una rama lleva a Narbona, nuestro destino, y la otra sigue hacia el Norte por el canal de Midi. Nos habían dicho que era una marina privada y que no admitía barcos de tránsito. Pero fue que sí, aunque solo tiene 2 atraques y tuvimos la suerte de que uno estaba disponible. 


 Tiene agua,  electricidad y edificio de duchas y aseos, y encima en sombra.

Pero lo mejor de todo es que a escasos 300 metros el canal se cruza con en el río Cesse, mediante un puente-canal de los que los barcos navegan por encima del río. Pero sus aguas no se mezclan, y te encuentras que bajando del acueducto hay un río de agua cristalina (no como el puré de los canales) fresquita y a la sombra. Es el sitio de baño habitual de los que amarran en la marina, y mejor que una piscina porque al bucear ves los peces y los insectos acuáticos. Nos pasamos allí toda la tarde, bañándonos y relajándonos del calor de la mañana.



Cerca no hay nada, y una señora, Suzanne, que veranea en una peniche con su marido y su madre anciana, sin conocernos de nada nos ofreció llevarnos en su coche al súper. Y al decirle que no, nos dio un brick de leche para el desayuno de Daniel  que era lo único que nos faltaba. Buena gente.

Hoy esperamos llegar a Narbona, el fin de semana el grumetillo se vuelve a Santander con sus padres,  y yo me quedaré a esperar el camión que llevará el Corto Maltés a Santurce. Después de casi tres meses esto se acaba.

 Con cuidado, navegantes.

jueves, 14 de agosto de 2025

Después de la tempestad viene la calma.

Hola navegantes.

Después del día de infarto de antes de ayer, ayer fue un magnífico día de descubrimientos y de calma. Empezamos atravesando el túnel de Malpas, por donde se navega a través de una excavación en la montaña. 




Fue el primer túnel navegable del mundo (del siglo XVII) y atraviesa la colina de Malpas. Es de una sola dirección y hay que entrar tocando bocina de niebla,  porque si viene otro barco de vuelta encontrada uno de los dos tiene que salir en marcha atrás. Es algo impresionante verte navegando por el interior de un túnel de montaña. 

Por si fuera poco la misma colina está perforada por otro túnel  para el ferrocarril, que discurre por debajo del navegable. Si coincides en el túnel con el paso del tren se oye el chucuchú lejano, y es más sorprendente todavía.

Y por si eso todavía fuera poco,  al lado está la laguna desecada de Montady. Era un Etang como alguno de los que hemos navegado este verano, pero en el siglo XIII (entre 1250 y 1270) los monjes decidieron secarlo para conseguir tierras de cultivo. Esta sí que es buena. Hicieron un agujero en su centro para drenarlo, con unas fosas a cielo abierto y luego un túnel subterráneo, que atraviesa también la colina de Malpas, y acaba vertiendo el agua en el río Aude. O sea que la colina tiene tres túneles, de arriba abajo el navegable, el del tren, y el que evacúa el agua del Etang de Montady:
 

Donde antes estaba el étang ahora hay unas tierras de cultivo que recuerdan una caja de quesitos, porque las parcelas son triangulares y confluyen en el agujero de drenaje:


Paramos a comer en Poilhes, uno de los pocos sitios en que quedan árboles y por lo tanto sombra: 


Paramos al lado de una especie de merendero con una mesa y bancos, y por si fuera poco nos encontramos flotando una sombrilla enorme de bar. Servía para la mesa y comimos de maravilla y a la sombra. Enfrente entretenía la vista el barco de uno con el síndrome de Diógenes (son los que guardan todo, hasta la basura):


Como ya no le cabía más en el barco había empezado a colgarlo por la borda, y podéis ver colgada una silla, varias botellas vacías y una manguera. Además se ve que en peso del barco le ha hecho subir la linea de flotación. Ese lleva décadas sin navegar.

Acabamos el día en Capestang. Lo más destacable es su catedral del siglo XIV inacabada, llamada Colegiata de St-Etienne. Según la Guía Imray, “incluso en su estado inacabado, le viene grande al pueblo”, y es verdad. Está en una colina y se la ve desde todas partes, allí erguida y flaca. A mí me recordó mucho a los peces luna, que parece que un hachazo les ha quitado un trozo de su cuerpo. Pues la catedral de Capestang es igual: tiene una nave muy alta pero corta, y manifiestamente le falta terminar el trazado en cruz de la planta
de una catedral. 


La interrupción de la construcción se debió a la epidemia de peste negra que asoló Europa y mató a la tercera parte de su población, y a la guerra de los cien años. 

También hay en el pueblo un castillo que fue la residencia secundaria de los arzobispos de Narbona. Pero solo quedan unos trozos a los que se han dejado añadir viviendas particulares y lo deslucen. 


Me despido con la imagen del Corto en Capestang:


y con la dibufirma de Poilhes, que nos ha recordado lo que era el canal de Midi cuando tenía sombra:


Con cuidado, navegantes.

miércoles, 13 de agosto de 2025

Dos grandes infraestructuras.

Hola navegantes. 

Ayer salimos de Béziers para seguir por los canales hacia el Oeste. Pasamos dos de las grandes infraestructuras del canal de Midi. En primer lugar el acueducto sobre el río Orb, del que os hablé otro día. 


Y en segundo lugar las esclusas encadenadas de Fonserannes. Si existiera el infierno algún cura debería compararlo con pasar estas siete esclusas en sentido ascendente, en ola de calor y sin sombra. ¡Que horror!. En origen eran nueve, pero ya os dije que al construir el acueducto se quedaron en siete. Salvan un desnivel de unos 20 metros en una longitud de 300.  Está prohibido pasarlas con un solo tripulante por su dificultad. A ratos el cuerpo nos pedía parar, estábamos empapados de sudor como si nos hubiéramos caído al agua, hasta nos mareábamos, pero no se podía parar porque íbamos en convoy y las escluseros nos apuraban. No daba tiempo ni de entrar a beber agua. No hay espacios entre una y otra, y la puerta de salida de una es la de entrada de la siguiente. Y para acelerar las llenan a su máxima potencia  y ves venir por la proa una ola como de medio o un metro que sería perfecta para hacer surf. Por supuesto no pudimos hacer fotos. 

Antes de las esclusas hay una desviación a la izquierda para la "rampa de agua":


Es una especie de tobogán por donde subían los barcos salvando en un solo paso el desnivel de las nueve esclusas. Permitía ganar tiempo y que pudieran pasar barcos más grandes que los que caben en la esclusa. Se inauguró mucho más tarde que el canal de Midi (en 1984) pero dejó de usarse en 1990. Me quedé sin la experiencia de ver subir al Corto Maltés por un tobogán.

El ambiente en el entorno de las siete esclusas está muy turístico, y hay hasta un trenecito para que te vean sufrir. Al llegar arriba éramos incapaces de seguir y comimos en un restaurante. Al pagar y pedirle al responsable que si me dejaba llenar el bidón de agua de 10 litros ¡me dijo que no!. ¡Y acababa de pagarle más de 50 €!.  En todos estos años es la primera que vez que me niegan coger agua, y justo ese día tuvimos que dar con el tío más desagradable y pesetero de Francia.

Con tanto en contra, y después de una semana en Béziers sin duchas, decidimos acortar la etapa y quedarnos en Colombiers. Una tristeza de pueblo pero al menos con una base de alquiler de peniches donde sí hay duchas (bueno,  "ducha", porque sólo hay una y además la cierran cuando se van los de las oficinas). Tendríais que haber visto la cara del chico de la oficina de turismo cuando le pregunté qué se podía ver en Colombiers. Me reconoció que nada, con unos elogios tan escasos que se oía el sonido de su decadencia. Todo lo que hacen en esa oficina es mandarte a ver cosas de fuera, de donde veníamos y a donde íbamos hoy. 

Enfrente de la base hay una isla fluvial donde amarran las peniches de estancias permanentes. Hablamos con un francés que lleva allí 10 años. Su peniche cala 80 cm y aún puede sacarla, pero me dijo que hay otras con más calado que en verano ya no pueden salir porque están pegadas al fondo. En la isla cada uno de había "apropiado" del trocito de orilla de su barco y habían plantado pequeños huertos o instalado mesas y sillas. Esa isla todavía tiene árboles y debe considerarse un chollo de sitio.

Por la noche amarró a nuestro lado una peniche enorme, creo que la más grande de la base. Me eché a temblar porque la estaba viendo aplastarme el Corto Maltés. Creo que no me dió, pero cuando chocó con el muelle de piedra de popa el crujido se oyó en todo el puerto. El piloto se levantó diciendo que para ser su primer atraque no lo había hecho tan mal. Alucino cada vez que pienso que las alquilan sin exigir ningún tipo de permiso.

Hoy pasaremos el túnel de Malpas, atravesando con el Corto una montaña.

 Con cuidado, navegantes. 

martes, 12 de agosto de 2025

Muchos pequeños incordios.

Hola navegantes. 

Este fin de semana en Béziers hemos estrenado la incorporación del grumetillo con muchos pequeños incordios, que recordaron un programa paródico de Martes y Trece. 


Un día volvimos al barco y estábamos sin agua y sin electricidad. El capitán del puerto ya se había ido y no había posibilidad de solucionarlo hasta el día siguiente. Eso significaba no poder ducharnos y dormir con más de 30 grados, sin el alivio de los ventiladores. Por suerte la peniche de nuestra proa nos dejó compartir su toma de la luz. Por eso siempre recomiendo llevar a bordo un duplicador del enchufe náutico: 


También es útil en las marinas en que un amarrista veterano, o uno de los que vive en el barco, se ha apropiado de varios enchufes dejando sin toma eléctrica a los que  estamos de tránsito. Obviamente no es correcto pero se hace. En vez quitar el suyo y tener que discutir, se pone el duplicador y se comparte.

En este caso al parecer habíamos superado la cantidad de metros cúbicos y de kilovatios contratados. En otras marinas es indefinido pero en Béziers están tasados, y  calculados para las estancias normales de uno o dos días. Como hemos estado una semana nos habíamos pasado. 

El día siguiente fuimos a una piscina a intentar aguantar el calor sofocante. Después de una hora en la parada del autobús resultó que Béziers está en fiestas, tienen el centro de la ciudad cortado y las líneas de autobús modificadas. Total que tuvimos que ir andando, más de media hora bajo la canícula, y al llegar estaban a punto de cerrar para comer (¡una piscina!). Fuimos nosotros mismos a comer  y al volver nos pidieron acompañar a un anciano a su residencia, que nos pillaba de camino. También a él le había afectado el cambio de los autobuses y llevaba dos horas y media andando con el andador en aquel infierno, y ya se había perdido la comida. Naturalmente iba muy despacio y haciendo muchas paradas, lo que nos retraso más. 

Al llegar a la piscina resultó que el bañador de Daniel y el mío,  que son bermudas, no estaban autorizados. Había que llevar los elásticos o UHF ("un huevo fuera") que naturalmente vendían ellos.

Al volver al barco volvíamos a estar sin agua, la que habíamos pagado por la mañana. Esta vez la causa no la sé, pero por suerte aún estaba el capitán del puerto y nos lo resolvió.

Y ya de noche  una pareja lesbiana se había acomodado en el banco que tenemos a 3 o 4 metros del barco y nos estuvo distrayendo con sus risas, y a las 4 de la madrugada un grupo de chicos siguiendo con la fiesta. 

Después de tantos incidentes hoy reanudamos nuestra ruta por los canales con el grumetillo. A ver qué nos depara el día.

Con cuidado  navegantes.

viernes, 8 de agosto de 2025

En el blog de Roge Blasco.

Hola navegantes. 

Hoy hemos pasado el día en Béziers haciendo tiempo para la llegada del grumetillo. 

Muchas aceras del centro tienen en el suelo el chapón del camello que os conté ayer: 


Continuando con su historia, San Afrodisio, el obispo que vino de Egipto en el camello, fue decapitado por los romanos, que tiraron su cabeza a un pozo. Milagrosamente la cabeza salió y recorrió las ciudad para reunirse con el resto del cuerpo en la sepultura. Desde entonces se le representa con la cabeza entre las manos, que en los ritos cristianos se llama un  cefalóforo.


Fuimos a ver un jardín llamado 
“La explanada de los poetas”, del año 1867, con estatuas de poetas entre los prados. Tiene un 
monumento impresionante a los caídos en la Primera Guerra 
Mundial. 


Lo corona una Victoria alada con un tipazo de chica de alterne, a su derecha un soldado aplastando al águila alemana, y a su izquierda dos mujeres llorando por un soldado muerto.

También la “estatua-cascada”  de Titán, uno de los doce gigantes de la mitología griega, impresionante construcción de piedra, mármol y bronce con dos alturas, una para ver desde abajo en perspectiva al coloso Titán sujetando la bola del mundo, y otra desde arriba, un plácido estanque con caballos y angelotes. 


Y cómo no, la estatua de Riquet, el creador del canal de Midi, que nació en Béziers, a la que a lo mejor dentro de poco vemos llorar.


Como hoy no tengo nada especial que contar de la navegación, os pongo el enlace al blog de Roge Blasco, periodista especializado en temas de viajes y de navegación, que acaba de publicar un reportaje sobre nuestras navegaciones y la actividad de vela solidaria " Carpe Diem".


Podéis verlo aquí:


 Con cuidado, navegantes.

NOTA: debido al gran número de personas que se han suscrito a este blog, ya he agotado el número de correos electrónicos disponibles en agosto. Es los días que quedan de este mes no os llegarán las entradas ni los comentarios a vuestro correo electrónico, y tendréis que entrar directamente al blog.

jueves, 7 de agosto de 2025

Visita a Pezenas.

Hola navegantes. 

Hoy hemos ido en autobús a ver Pézenas, una localidad al Norte de Béziers conocida por haber residido Molière durante varios años con su compañía itinerante, el Illustre Théâtre, entre 1646 y 1655.


Tiene varias residencias de finales de la Edad Media y numerosas mansiones de los siglos XVII y XVIII. Además está llena de talleres de artesanos de todo tipo.

​Por la tarde hemos dado otra vuelta por Béziers. Otra curiosidad de aquí es que tienen fichado el ADN de los perros de la zona más céntrica, que es como la "almendra" de bajas emisiones de Madrid pero para los perros.




Cuando se encuentra una kk en la calle se analiza y se sabe de qué perro es, aunque no se le haya pillado in fraganti. El dueño tendrá que pagar el coste de la limpieza (130 € cada kk) además de la multa. También se multa a quien no tenga identificado genéticamente a su perro. Por el contrario el coste de hacer las identificación genética del perro (se hace en la saliva) es a costa del ayuntamiento. Unas pinturas en el suelo recuerdan que se entra en la zona controlada:


Al parecer el número de kk ha disminuido un 85% con este programa.

En el puerto de Béziers sigue haciendo un calor de derretir el plomo, pero con el toldo, mojando el barco de vez en cuando y mojándonos nosotros, lo vamos superando. El toldo está resultando magnífico, porque no sólo da sombra, es que encajona el aire como un embudo y refresca la bañera. Por el contrario, por la noche hace frío y yo he vuelto a dormir con el saco de plumas. El contraste es sorprendente. 

Nos hemos dado cuenta de que en Béziers antes se amarraba de popa al muelle y ahora en paralelo al muelle. Una señal de que cada vez vienen menos barcos, y aún amarrando así el muelle está casi vacío. Yo soy pesimista, tirando a muy pesimista, con el Canal de Midi. Aparte del sufrimiento de navegar expuesto al sol del interior de Francia en verano, es que cuando se excavó el canal de Midi los árboles se plantaron para que su sombra evitara la evaporación. Se había calculado que, sin sombra, se evaporaría una lámina de 5 cm de agua cada día, y eso en una época que no hacía tanto calor como ahora. Y eso es lo que seguramente va a pasar ahora que se han talado. En teoría el calado del canal de Midi, en su centro, es  de 150 cm. Pues este año ya están anunciando que hay zonas con sólo 90 cm. Nosotros pasaremos de milagro. Algo insostenible. Terminará encenagado por falta de agua. Supongo que cuando se inauguró los voceadores del periódico gritarían con orgullo: "abierto el canal de Midi". Dentro de unos años se anunciará discretamente en las redes sociales: "cerrado el canal de Midi". Y a lo mejor no pasa nada.

 Con cuidado, navegantes.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Cosas de Béziers.

Hola navegantes. 

Hoy hemos dedicado  el día  a ir conociendo Béziers. Hemos visitado algunos monumentos y  sobre todo, su catedral, que más parece un castillo en lo alto de la colina y que se veía desde el canal cuando nos acercábamos:




El punto más negro de su historia lo tiene en el siglo XIII, durante la cruzada del papa católico Inocencio III contra los cátaros o albigenses, una secta que sostenía que el mundo no había sido creado por Dios sino por el demonio, y que no creían en el antiguo testamento, en el bautismo, en la encarnación de Jesús ni en el crucifijo, aunque se consideraban a sí mismos cristianos. Según ellos, la propia Iglesia Católica había sido creada por el demonio. Practicaban el vegetarianismo, la estricta castidad y el ascetismo como modo de vida, y habían adquirido mucho predicamento entre los más pobres. Béziers era considerada una ciudad hereje al estar habitada por numerosos cátaros. Cuando la cruzada llegó a las puertas de Béziers en 1209 el representante del papa, Arnaud Amaury, la asedió, tomó sus murallas accediendo al interior, y ordenó a sus soldados masacrar a todos los cátaros. Cuando los oficiales le preguntaron cómo diferenciar a los católicos de los herejes contestó: “matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos”, 
y toda la población, entre 20.000 y 60.000 personas, fue asesinada. Muchos de habían refugiado en la catedral y allí los mataron.

En la catedral hay una tierna pintura de San José enseñando a trabajar en su taller de carpintería a un Jesucristo de 8 o 10 años, los dos con su aureola en la cabeza:


En la oficina de turismo hay un camello casi de tamaño natural. Resulta que es el símbolo de Béziers. 


Al parecer el primer obispo de Béziers, Afrodisio, vino de Egipto a lomos de un camello. Cuando murió el obispo, martirizado, y luego el camello, se construyó uno de madera que se sacaba en procesión todos los 28 de abril, fiesta de San Afrodisio. En la edad media esta tradición se abandonó, y en la Revolución el camello se quemó. En una de las vidrieras de la catedral se reproduce la llegada del obispo en el camello:


Luego fuimos a ver el “pont-canal” sobre el río Orb, que cruzaremos en cuanto salgamos de Béziers. Es un acueducto a decenas de metros 
sobre el río. 


En el diseño original de Paul Riquet, el constructor del canal de Midi, el canal descendía hasta el río Orb mediante esclusas, había que atravesar el río, y luego volvía a retomar altura mediante otro juego de esclusas, que son las actuales de Fonsérannes. Pero atravesar el Orb, sobre todo en periodos de crecida, era peligroso y en 1856 se construyó un nuevo ramal incluyendo el acueducto o “pont-canal”, que evitaba atravesar las torrenciales aguas del río. Ese ramal lo abocaron a las antiguas esclusas de subida, que siguen operativas pero en número de siete en vez de las nueve originales (al haber menos desnivel se necesitan menos escalones). En la orilla del río todavía pueden verse la entrada antigua del canal de Midi y la primera esclusa, en un entorno que se llama Muelle de Notre-Dame.
 


Por supuesto ya no se utiliza. Mañana iremos a conocer la ciudad de Pézenas, al Norte de Béziers.

 Con cuidado, navegantes.